sábado, 27 de junio de 2015

Malestar entre los heridos del cierre

Ya se desvanecen las esperanzas de aquellos que no lograron ingresar dentro de los beneficios selectivos que significan las precandidaturas y ahora empiezan a circular las “facturas”, azuzadas por los dirigentes que no gozan de lugares expectantes tras las definiciones.

Es cosa señalada ya que La Cámpora, o más bien los sectores que mejores relaciones tienen con la Casa Rosada, se han quedado con la mejor tajada en la distribución de cargos, principalmente legislativos. Ahora, los “heridos” de esas decisiones empiezan a susurrar. Pero la factura no tiene como destinatarios a Eduardo “Wado” de Pedro o José Ottavis, como puede suponer el público informado por los medios masivos, sino que, por el contrario, los comentarios tienen como principal protagonistas al hombre fuerte del PJ bonaerense, intendente del principal distrito de la provincia de Buenos Aires y precandidato a vicegobernador de una de las fórmulas que presenta el FpV, Fernando Espinoza.


Sucede que los intendentes, jefes territoriales, o hombres y mujeres históricos de PJ con los muchachos de La Cámpora no tenían, ni tienen, ningún compromiso, pero sí tenían con quien se mostró como el defensor de los valores de antes, hoy y siempre del peronismo, Fernando Espinoza.

Por ello, en estos momentos, importantes dirigentes como el intendente de Merlo o el de Florencio Varela, Raúl Othacehé y Julio Pereyra, están que trinan con la defensa que en la mesa de negociación hizo de sus intereses el matancero.

Pero no sólo ellos, pues el intendente de Berisso, Enrique Slezack, se había entusiasmado con una candidatura a senador por la Tercera que Espinoza iba a defender… y nada para Berisso, mientras que La Matanza sigue teniendo su senador en esa misma lista.

Pereyra no está solo con su bronca hacia quien es el compañero de fórmula de Julián Domínguez; están el diputado nacional Carlos Kunkel y su esposa Cristina Fioramonti, también sangrando por la herida abierta tras el desplante que está última sufrió en el cierre de listas.

Otros dirigentes, como Mario Oporto, habían abrigado esperanzas en que sus reales iban a estar bien custodiados por Espinoza. También en el interior hay murmullos por la pobre defensa que desplegó el matancero de sus leales, por caso, el intendente del Partido de La Costa, Pablo de Jesús.

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