lunes, 29 de junio de 2015

Crecer esperando: llegan a los 18 años sin que nadie los adopte



Uno de cada cuatro chicos sale del sistema sin encontrar una familia
icolás Fernández dejó el instituto en el que vivía en La Plata al cumplir 18, pero tuvo que volver un año después. 
Ellos se pasaron la infancia y la adolescencia esperando. Cada sábado por la tarde, cada Navidad, cada cumpleaños, esperaron que alguien los viniera a buscar para llevárselos a su casa y darles una familia. Pero eso nunca ocurrió. Y un día les dijeron que, como cumplían los 18 años, debían dejar el hogar en el que habían crecido. Entonces tuvieron que salir, así de huérfanos, al mundo a pelear la vida. Conseguir un trabajo, una casa y forjarse un destino. En el sistema de adopciones hay más de 14.000 chicos que no viven con sus padres y que esperan un hogar. Cada año, el 27% egresa al alcanzar la mayoría de edad. Apenas el 7% se va adoptado por una familia.

"Salir es jodido. Por un lado, es lo que yo quería. Irme. Pero por otro, sabía que no tenía nada. No tenés dónde caerte muerto. Y tenés que salir a la calle con esa idea. No la podés pifiar. Y si la pifiás, como me pasó a mí, no tenés a dónde ir", cuenta Nicolás Fernández, que hace casi dos años, cuando cumplió 18, dejó el hogar Juan Carlos Márquez, de La Plata, pero tuvo que volver un tiempo después, cuando se quedó sin trabajo y sin lugar donde vivir.

El primer recuerdo que tiene Nicolás es de una mesa larga, con muchos chicos que no conocía. Los chicos tomaban mate cocido. Él lloraba a los gritos y pedía por su mamá. Tenía tres años y acababa de sobrevivir a un incendio en su casa, en Florencio Varela. Después, a la madre la llevaron a un neuropsiquiátrico y su papá, no se hizo cargo de él y además falleció tiempo después. A Nicolás primero lo llevaron a una iglesia, después a los Tribunales y finalmente a un hogar.

Desde ese día, esperó cada día de su vida que alguien lo fuera a buscar. Hace dos años, esa espera terminó. Cumplió los 18 años y le informaron que ya no tenía que vivir en el hogar. Tenía que conseguir un trabajo, una casa, asumir una vida adulta. No tenía que ser al día siguiente, podía tomarse su tiempo, pero sus días de niño que espera a ser adoptado habían terminado. Y consiguió un trabajo en una casa de comidas en Quilmes y se mudó a una pieza que le ayudaron a alquilar los dueños.

Pero la relación con ellos no fue sencilla. Y cuando se dio cuenta que, como dice él "la había pifiado", no tenía red hacia dónde caer. Casi un año después, volvió al hogar, donde lo recibieron porque le tienen mucho afecto, pero de donde sabe, se debe ir cuando antes. Tiene dos trabajos, uno como cadete, otro como mozo. Tenía un subsidio que se le cortó el mes pasado. Pero todo eso no le alcanza para alquilar un monoambiente.

"Es muy duro cuando te das cuenta de que ya nadie te va a adoptar. Y que a la vez no tenés adónde ir. Es el vacío total. Siempre quise encontrar mi lugar. Era desesperante no tener un espacio propio y no pertenecer a ningún lugar. Nadie tenía fotos mías ni conocía mi historia. Eso se termina convirtiendo en una búsqueda implacable. Buscás y buscás. Yo sigo buscando... ya no a una familia, sino mi lugar", dice.

Dos veces Nicolás estuvo a punto de conseguirlo. "Tengo dos adopciones fallidas. Para un nene de 12 años, ¿sabés lo que es?", cuenta. Cuando tenía diez años, una pareja lo quiso adoptar. Lo llevaron a su casa, pero la relación no prosperó. "Ni ellos me adoptaron a mí ni yo los adopté a ellos. Y cuando ni me lo imaginaba, juntaron las cosas y me devolvieron al hogar."

Nicolás revive la experiencia y se le hace un nudo en la garganta. Todavía le duele el rechazo. "Tenía diez años, no entendía qué pasaba. Lloré y lloré, salí muy dolido", recuerda. Un año después, otra familia lo llevó a su casa. Tenían otro hijo, un año menor, que habían adoptado cuando era bebe y que también se llamaba Nicolás. Los celos y las peleas entre ellos acabaron en otra adopción que no fue."

¿Qué ocurre cuando los chicos como Nicolás cumplen 18 años? Algunos municipios tienen programas de autovalimiento, que brindan acompañamiento un tiempo antes y un tiempo después, hasta que puedan organizar su nueva vida. Pero sólo el 7% tiene un proyecto propio de vida al salir según datos oficiales. La gran mayoría, en cambio, debe dejar el instituto en el que creció y enfrentar por sus propios medios el mundo adulto.

¿Cómo se sienten al salir? Inseguros, solos, nerviosos, con miedo, tristeza, soledad. Según los resultados de una encuesta entre chicos que están por egresar y que egresaron del sistema de adopciones, impulsada por Unicef, la Asociación Civil Doncel, y el programa de Juventud de Flacso, sólo uno de cada tres de estos adolescentes recibió información sobre su egreso y uno de cada tres se preparó antes de salir buscando trabajo.

Elisa Sarmiento salió de un hogar de menores hace seis años y participó de aquel estudio entrevistando a otros jóvenes de su edad o cercanos a salir. Elisa llegó al hogar a los 16 porque sus padres no se podían hacer cargo de ella y salió años después, cuando le faltaba poco para cumplir los 21 años, ya que esa era entonces la edad de egreso. Su experiencia al entrevistar a otros adolescentes le hizo revivir su propia experiencia en el hogar. "Me dolió mucho cuando una chica de 18 años le pregunté cuáles eran sus expectativas al salir del hogar. Me dijo que tener un hijo, y ser vieja con arrugas. Como si todo a lo que pudiera aspirar fuera a encontrar alguien que la mantenga. ¿Y si esa relación no es lo que ella esperaba? ¿Qué va a pasar con ese hijo? Le va a dar la misma vida que ella tuvo. Me dolió comprobar en las entrevistas que muchos de estos chicos no esperan nada de la vida", dice. El caso de Elisa fue distinto. Ella tomó la decisión de que quería otra cosa. Y gracias al apoyo de la Asociación Doncel, antes de egresar pudo armar un curriculum y conseguir un empleo en una empresa de comercio exterior que le permitió lograr su independencia.

El 54% de los chicos que llegan a los distintos hogares e instituciones vienen porque fueron separados de su familia por situaciones de violencia. Es decir, que en la mayoría de los casos pasan años hasta que se les declare la situación de adoptabilidad, algo que deberá cambiar cuando entre a regir el nuevo código civil.

La cantidad de años que estos chicos pasan en el sistema antes de que se los pueda adoptar es el mayor enemigo para que consigan una familia, ya que a medida que los chicos crecen, se reducen las posibilidades de ser adoptados. Nueve de cada diez parejas o personas que se inscriben para adoptar sólo buscan bebes. En cambio, el 55% de los egresados encuestados por Unicef y Doncel, había pasado más de seis años en hogares. Y el 20%, había pasado más de diez años.

"Hay que trabajar con los chicos, mucho antes de que egresen para que hagar el duelo de la familia que no fue. Con estos chicos, si nos acordamos de prepararlos 15 días antes de que salgan, es tarde. Porque en una familia, los padres preparan a sus hijos desde que nacen para adquirir la autonomía. A ellos, no", explicó Marisa Graham, subsecretaria de la Secretaría de Niñez de la Nación.

lanacion.com

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