viernes, 28 de noviembre de 2014

Defensa era el Titanic y antes de chocar, un giro de 180 grados lo sacó a flote



Menotti se preguntaba sobre el gran Barsa de Guardiola: "¿Qué se puede hacer para mejorar la Gioconda? ¿Ponerle bigote?". Y desde este Suple nos planteábamos, hace un par de números, todas las medidas que se podían tomar para mejorar a un Defensa que no daba pie con bola con ese estilo franco (sí, además, bien de Franco), abierto, jugado. Un verdadero tembladeral para sostener o generar resultados. Y así le iba al Halcón. Sufría. Penaba. Lo golpeaban.

Pero como la necesidad tiene cara de hereje, el técnico, al borde del nocaut en el partido con Atlético Rafaela, tomó el timón del Titanic y metió un giro de 180 grados. Así, consensuando con el plantel y su cuerpo técnico, rectificó el rumbo. Primero se convenció fuertemente de una gran certeza: si no sacrificaba su estilo, la derrota se lo llevaba puesto. Sin vueltas.

Al entender primero que debía resetear la táctica, luego sus estrategias, y finalmente  autoconvencerse para luego convencer. Habló de frente con sus dirigidos y estos comprendieron al toque el mensaje. No hubo necesidad de profundizar nada. Ni de dibujitos ni de libretos. Defensa y Justicia empezó a jugar -en líneas generales y salvo la excepción que fue el partido con River por el nivel que tenía el equipo Millonario- de la forma en que le jugaban los rivales.

Fue una especie de refundación del sistema. La bandera y los preceptos esenciales: arriesgar menos, muchísimo menos desde el fondo. Abroquelarse mejor atrás, ser más compacto jugando como un equipo corto y, ante todo, dejar espacios de mitad de cancha hacia adelante para aprovechar y usufructuar aquello en lo que más debe invertir este conjunto en materia ofensiva: la velocidad de tres cohetes como son Mariano Barbieri, Brian Fernández y Ciru Rius.

Con este rearmado, en realidad nada del otro mundo y sencillito de acuerdo a las características que este plantel tiene, el Defe encontró en apenas diez días el aire para oxigenar la campaña.

Fueron siete puntos sobre nueve, con victorias sobre Rafaela y Newell's y un honroso empate ante el difícil Estudiantes en el Ciudad de La Plata. Pero como no solo de delanteros viven los equipos, claro que también hay que destacar en esta reacción el sólido trabajo defensivo que se alcanzó, con dos centrales como Matheu y Tejera, potenciando uno el mejor rendimiento del otro. Mucho más cómodos ambos con el nuevo sistema implementado. Aplausos también para los marcadores de punta y una ponderación especial para el trabajo del chico Bertocchi, que el domingo último fue reemplazado por Franco en una determinación no compartida por este medio, pero respetada, claro.

Todo esto sostiene la recuperación. Y una cosa es consecuencia de otra. Se rearmaron las líneas y la idea, se juega con más confianza, se consiguen resultados, se trabaja con otro ánimo. Ergo: todos contentos.

No era tan difícil recomponerse. Solo había que probar, que intentar y remontar las banderas de la tozudez. Porque, como decía el sueco Nils Liedholm acerca de los técnicos: "La de entrenador de fútbol es la mejor profesión del mundo; es una pena que haya partidos". En el esquema ideal, Defensa sufrió. En el esquema práctico, el Halcón resucitó. El Defe, empezó a funcionar. Ganando. Sumando. La receta de la salvación.

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