martes, 26 de noviembre de 2013

Lucio, el cura que se hizo grande



El padre Lucio recibe el afectuoso saludo del obispo local t Lucio Daniel Carvalho Rodrigues ingresó al seminario a los 17 años. A los 22 ya había sido ordenado sacerdote por el obispo Jorge Novak. Mientras regía los destinos de la parroquia Nuestras Señora de Itatí de Varela, donde solía llamar la atención porque cuando celebraba misa solía tocar la guitarra, Lucio rumbeaba cada enero a Formosa para realizar tareas de evangelización misionera. De a poco, aquel cura jovencito se fue haciendo grande en su compromiso sacerdotal y social.
Después de un breve doctorado en el Vaticano, Lucio desembarcó como rector del seminario en el que había estudiado y acompañó a Gino Gardenal, el inolvidable Padre Gino, en la casa de encuentros Cura Brochero que después pasó a dirigir. En los últimos días en el marco de la 35º Peregrinación Diocesana de Quilmes a Luján, el Obispo Carlos José Tissera nombró al Padre Lucio como Vicario Episcopal de Evangelización. Luego de una década dedicado a la formación sacerdotal, primero como director del año introductorio y luego como rector del seminario mayor, ahora el Padre Lucio, le tocará animar la Vicaría de Evangelización. Según consta en el decreto de designación, la diócesis de Quilmes “se ha caracterizado desde su fundación por el impulso misionero visible en la creación de numerosas comunidades parroquiales y eclesiales de base, y diversas iniciativas pastorales e institucionales tendientes a la formación de los ministros sagrados y los agentes de pastoral y también a la organización de los laicos en los distintos movimientos apostólicos y de espiritualidad cristiana. Que es necesario asegurar la continuidad de todos los servicios que se venían prestando y profundizar la interacción de todas las instituciones diocesanas, para hacer más eficaces todas las iniciativas pastorales y solidarias. Y que el presbítero Lucio Daniel Carvalho Rodrigues ha venido desempeñándose con seriedad y competencia en los distintos encargos que se le han confiado”. Por todo ello, es que la Diócesis consideró “el ordenamiento canónico encomienda al Obispo diocesano fomentar las distintas formas de apostolado y cuidar que, en toda la diócesis o en sus distritos particulares, todas las actividades se coordinen bajo su dirección, respetando el carácter propio de cada una. Que la Vicaría Episcopal de Evangelización, creada en la fecha, se integra con los siguientes Departamentos: Catequesis, Pastoral bíblica, Instituciones y movimientos eclesiales, Ecumenismo, Misiones (integrado por tres áreas: Misiones-Obras Misionales Pontificias y Religiosidad popular y Misión por barrios), Comunidades Eclesiales de Base (Cebs), Medios de Comunicación Social, Pastoral Juvenil y Pastoral Familiar y que incumbe a esta Vicaría la atención y coordinación de los siguientes Centros de Formación: Centro de Formación Misionera (CEFORMIQ), Centro de Formación Bíblica (CEFORBIQ), Instituto de Catequesis “San Pablo Apóstol”, Centro de Teología a Distancia y Escuela de Ministerios “San Juan Evangelista y San Lucas” y Centro de Espiritualidad “Cura Brochero”. Y dispuso que “el Pbro. Lucio Daniel Carvalho Rodrigues asuma el cargo de Vicario Episcopal de Evangelización, el 10 de noviembre de 2013 a las 10hs, en el marco de la Celebración Eucaristica” que presidió el Obispo Tissera en la Basílica Nuestra Señora de Lujan, con motivo de la Peregrinación. BAJO EL AMPARO DE BROCHERO La comunidad de la diócesis Quilmes peregrinó el domingo 10 de noviembre a la basílica de Nuestra Señora de Luján en ocasión de la 35ª peregrinación diocesana, que este año llevó por lema “Con la Virgen y Brochero, peregrinos de la fe”. A las 10, el obispo de Quilmes, monseñor Carlos José Tissera, presidió la misa frente al santuario mariano nacional. Fieles de los partidos bonaerenses Quilmes, Berezategui y Florencio Varela participaron de la celebración eucarística, en la que el obispo recordó que María conoce “todo lo que el alma humana siente y vive”, porque lo experimentó y sabe lo que hace falta. “Por eso venimos confiados –aseveró-, como los hijos acuden a los brazos y al pecho de la madre. Ella nos recibe y nos cubre con su manto de ternura maternal. Y tantas veces se lo decimos en el año, hoy lo repetimos con todo sentimiento: vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos”. Monseñor Tissera habló de las “heridas” que hay en el corazón del hombre a causa de las injusticias, el egoísmo, el maltrato y la arrogancia, y especialmente, mencionó la droga. El prelado citó fragmentos del documento El drama de la droga y el narcotráfico y señaló como causa el querer construir la vida lejos de Dios y del amor verdadero. Luego de la Eucaristía, la peregrinación continuó hacia la casa de los Hermanos Maristas, donde se llevó a cabo la fiesta comunitaria, que consistió en un almuerzo a la canasta en familia con música, juegos y otros espectáculos para compartir y disfrutar. Finalmente, a las 16 rezó el rosario en el predio de los Maristas.

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