lunes, 24 de junio de 2013

El negocio millonario con el "curro" de los adicionales en los kioscos de la zona Sur


Se pueden contar por miles los consumidores de la zona Sur que levantan sus quejas a diario por los adicionales que cobran los kioscos y que tienen que ver en su gran mayoría con la tarjeta Sube, los cigarrillos y la recarga de los celulares. Esta antipática medida que "impunemente" desarrollan la mayoría de los comercios por el momento no encuentra los controles necesarios por los organismos estatales de Defensa del Consumidor. "Deberían aplicarles abultadas multas que les incendien los bolsillos o clausuras para que respeten que a los consumidores deben darnos un servicio sin ningún tipo de recargos", dice indignada Carmen, una vecina de barrio Mayol que caminaba por la peatonal Monteguado de Florencio Varela . Hacer una recorrida por el centro de Berazategui, Quilmes, Avellaneda y Lanús, significa encontrarse con la implementación de la misma avivada. Estos "reyes del curro", como se los denomina en la jerga popular, son una suerte de "epidemia" en todo el conurbano bonaerense. Se trata ni más ni menos de un negocio millonario al año, teniendo en cuenta los cientos de comercios que lo ponen en práctica a diario. En algunos lugares, con absoluto caradurísmo, los carteles son más que elocuentes: "señor cliente: cada $10 que usted carga (tarjeta SUBE), la irrisoria comisión para el local es de 0,10 centavos (menos que un caramelo). Por este motivo y ante la necesidad de cubrir los gastos operativos, seguro de la recaudación y poder seguir brindando el servicio, nos vemos con la necesidad de cobrar un mínimo adicional de $1”. Estos son algunos de los mensajes que provocan la indignación general en los clientes que ingresan a un kiosco y por una cuestión de apuro o por no protestar, aceptan el abuso. No es más que una de las tantas arbitrarias comisiones que actualmente cobran los comercios a la hora de vender algo que, según consideran, les deja poco margen de ganancia. Así como sucede con la SUBE, cada vez son más los locales que cobran entre $1 y $3 adicional con la venta de cada atado de cigarrillo, o bien cuando comercializan las tarjetas de recargas de teléfonos celulares.El cobro de adicionales se hizo costumbre y en varias operaciones que, de acuerdo a las normas y contratos que se encuentran vigentes, no deberían tener ningún costo extra. Pero si uno solicita las explicaciones del caso a los propietarios de estos locales, generalmente los argumentos son coincidentes. Generalmente los argumentos son los siguientes: “no está mal porque hay servicios que debemos mantener para la gente y no producen ganancias y, lo que es peor, a veces significan pérdidas”. También estos caballeros de la avivada aclaran que “lo importante es avisar primero. Hay que advertir al clientes que por tal o cual operación se les va a cobrar un peso o dos pesos más, lo que sea, que la gente sepa y si es necesario explicarles bien el motivo de esta decisión”. Esta es la mecánica habitual para poner en marcha un negocio que a fin de mes deja grandes ganancias, sobre todo a los comercios situados en las zonas céntricas, en las proximidades de las terminales de micros o estaciones de trenes. Pero también hay que señalar que en algunos casos se generan discusiones casi escandalosas. Gerardo, otro de los entrevistados sostiene que: “no puede ser que cuando compro cigarrillos tenga que pagar de más, cuando toda la vida los cigarrillos dejaron poco margen de ganancias a los kioscos y nunca hubo problemas. Me parece muy injusto para los clientes que antes teníamos opciones de ir a otro negocio que no cobre ese adicional, pero lamentablemente ahora no porque al menos en la zona del centro casi todos lo cobran. Esto es, lisa y llanamente, una estafa. Deberían respetar el precio que está en la marquilla". Los representantes de DEUCO (Defensa de Usuarios y Consumidores) consultados para este informe, señalaron que “sabemos que es una medida muy antipática y hasta injusta para los consumidores, pero el mercado está desregulado y no hay nada que les impida a los kiosqueros cobrar adicionales para ciertas operaciones o ventas. Claro que la gente puede negarse a pagar y hacer valer sus derechos, aunque generalmente se termina en un acuerdo, o bien el kiosquero cede o el cliente termina pagando el extra”. Otro de los que se sumó a la polémica es el titular de la Unión de Kiosqueros de la Argentina, Eduardo Medaglia, quien manifestó que “la entidad no recomienda cobrar recargos , pero entiendo a quienes lo hacen para no trabajar a pérdida”, y agregó que “no me sorprendería que esté pasando más que antes, porque las ventas bajaron en general hasta un 30% en ciertas zonas y hubo subas de impuestos, servicios y salarios que de algún modo deben compensarse”, sostuvo el dirigente. No obstante ello, los especialistas en el tema sostienen que “distinto es cuando se trata de un servicio público, como el transporte. En ese caso los comerciantes no deberían cobrar adicionales, por ejemplo cuando la gente va a cargar la tarjeta SUBE y el control en ese caso corre por cuenta de los organismos del Estado competentes, que no debe permitir esto”, sostuvieron. Además aclararon que “es importante que los comerciantes avisen a los clientes sobre los adicionales que cobran porque de esa manera el cliente elige irse a otro lado o pagar”. Si hacemos las cuentas de los adicionales que pagamos a diario, el impacto al bolsillo que producen los recargos que cobran los comerciantes es superlativo. Pagar $1 adicional por un recarga de $20 en la SUBE o bien el celular implica un aumento del 5% en el costo de los viajes en micro y de las llamadas telefónicas. Y si por ejemplo, de compra un atado de cigarrillos por día con un adicional de $1, no es difícil sacar la cuenta que a fin de año el acumulado representa unos 365 pesos. Uno de los comerciantes consultados señaló que “ tomé la decisión de cobrar porque tengo varios empleados. Los impuestos se fueron por las nubes y con el porcentaje de ganancia de comisiones que tengo, ni siquiera puedo cubrir los costos operativos del local. Acá lo que más hacemos es recargar la SUBE y vender cigarrillos. De golosinas sacamos poco margen. Por eso tomé esa determinación y la gente en su gran mayoría lo entiende”, expresó.De todas maneras, el camino que han recorrido estas avivadas, que comenzaron con los cigarrillos, y que se fueron extendiendo a otros productos ya por lo menos llevan tímidamente dos o tres años de aplicación.A juzgar por los organismos de Defensa del Consumidor, no debería haber recargo alguno en los rubros que hemos mencionado, pero el negocio ya está instalado y "lo lamentable es que los argentinos somos muy mansos y nos hemos acostumbrado a que nos curren en todos los frentes", señaló con indignación otro de los resignados clientes.

Un informe de Jorge Joury para CUATRO MEDIOS

Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información. Se graduó en la Universidad Nacional de La Plata y durante gran parte de su carrera periodística se desempeñó como conductor de medios independientes, tanto a nivel nacional, como provincial. Actualmente, produce y desarrolla sobre una idea propia, desde hace 5 años, el programa radial "Te lo digo en serio", que va de 9 a 12 por la Fm 97.7.

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