jueves, 21 de febrero de 2013

¡Persona No Grata!




















Hizo lo que estuvo a su alcance para que Defensa y Justicia quedara fuera de la Copa Argentina. Fue ayer en cancha de Banfield al enfrentar a Estudiantes de Buenos Aires, que lo derrotó 3-0. Se llama Germán Bermúdez. De profesión cantante y locutor. Expulsó a Victor Aguilera y Cristian Milla. Era la primera vez que dirigía a Defensa. En Varela, pocos se olvidarán de él. Parece imposible pero es verdad. Toda la ilusión que Defensa había tejido en torno a seguir avanzando en la Copa Argentina, enfrentarse a los grandes y sumar el siempre valioso prestigio que el certamen más federal otorga, quedó trunca de la manera más inesperada. El 0-3 final se lee de manera relativa, el equipo hizo todo lo que pudo y no se guardó nada, sin embargo había un factor con el que no contaba.
Es que Germán Bermúdez, quien era el encargado de impartir justicia en el Solá, lejos estuvo que mantener la balanza equilibrada. Todos sus errores desfavorecieron a Defensa de una manera escandalosa, en momentos clave y utilizando una vara distinta para medir las infracciones de los de Caseros. Eso motivó la bronca de toda la gente del Halcón, incluidos jugadores y dirigentes que, con justa razón se volvieron a casa con el más irreprimible de los enojos producto de la cruel alevosía con la cual el juez perjudicó al equipo. Si es que se puede hacer un análisis frío y desapasionado es probable que las responsabilidades hayan estado repartidas, aunque la influencia del árbitro en el resultado final fue tan grande que todo lo demás queda irremediablemente relegado a un segundo plano. Pero una vez consumada esta eliminación quedará muy expuesta la controvertida decisión de Almirón de incluir tantas variantes para este partido que demasiada importancia había adquirido. Está bien que en las próximas horas se viene un viaje a Tucumán y que muchos necesitaban descanso debido al trajín de jugar tantos minutos en tan pocos días pero a diferencia del encuentro con Atlético, ayer no había revancha. Era un partido a cara o seca, sin lugar para la equivocación, el que perdía se quedaba sin copa y si había un partido en el que había que poner lo mejor era con Estudiantes. Pero ya es demasiado tarde para estas lamentaciones cuyos matices se ven mezclados con los del reproche. A la hora de evaluar las acciones del juego, nuevamente es difícil soslayar la actuación de Bermúdez, más allá de que once contra once todo había sido favorable a un Estudiantes que una y otra vez tuvo a maltraer a toda la última línea del Halcón. Con la roja directa a Aguilera, se cambió el esquema y todo varió. Increíblemente Defensa se las arregló para crecer en llegadas más allá de que las malas decisiones de los delanteros rivales le posibilitaron irse al vestuario sin goles en contra. En el ST entró Milla para definir el partido, pero duró poco. Su expulsión es insostenible e indefendible por donde se la mire, sólo Bermúdez no se percató del codazo que recibió y por alguna razón que todavía muchos se preguntan lo envió a las duchas. Automáticamente llegó el gol de Pablo Ruiz y ya todo terminó. El Halcón no tenía cambios, y en desventaja numérica el cansancio físico fue letal. Después vinieron dos goles más para que Estudiantes decore el marcador, pero todo se había definido mucho antes. Todas las expectativas que volaban alrededor de esta copa ya son parte del pasado. Duele la forma de la eliminación, sin embargo todavía queda un largo camino por delante. Aún así la bronca durará por un largo tiempo.
  Varela al Día

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