viernes, 27 de abril de 2012

Se turnan para usar las aulas intactas


El tornado F2 que azotó con todas sus fuerzas el pasado 4 de abril parecería haberse ensañado especialmente con las escuelas del conurbano. A casi tres semanas y a fuerza de organización, las autoridades escolares intentan normalizar el ciclo lectivo o, al menos, que los chicos no pierdan más horas de clase.



Para Mariana Toscanini, directora de la ESB Nº 60 de Florencio Varela, fue un duro golpe ver que tras el paso de la tormenta el techo del primer piso de la institución yacía tirado, como un envoltorio de caramelo, en el patio de la escuela. En el edificio convive también la EEP Nº 36. Sin embargo, el tornado sólo afectó a los estudiantes más grandes ya que los tres salones de la planta alta eran utilizados por el nivel medio.



La imagen impactó a Toscanini, pero no la inmovilizó. Enseguida, la docente se juntó con sus colegas para diagramar un plan de contingencia y garantizarles a los 325 chicos que asisten a esa escuela, ubicada en el humilde barrio San Francisco, educación y el servicio del comedor.



Para eso funciona un cronograma fraccionado para los alumnos secundarios. Con un cartel pegado en la puerta de la institución, que se renueva todos los días, las autoridades les avisan a los estudiantes a qué curso le corresponde venir a estudiar al otro día y a cuál no.



Los que tienen que cursar lo hacen durante dos horas para luego dejarles el espacio a otros compañeros. En tanto, todos los días hay dos grupos (unos 70 alumnos) que se quedan en su casa -aunque pasan a retirar la vianda-. "Queremos que nuestros chicos pierdan las menos horas posibles y no se queden sin su desayuno o merienda", contó Toscanini a LA NACION
 
LA NACION

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