martes, 6 de marzo de 2012

Para dar una mano: herramientas para el futuro laboral

Desde la entidad brindan numerosos cursos para que jóvenes de zonas carecientes puedan conseguir un trabajo
Un espacio para desarrollar capacidades, en Florencio Varela.
Que los chicos "sometidos a la crueldad de las calles y sin visión de futuro" puedan tener la oportunidad que él mismo tuvo de joven, de esforzarse y prepararse para poder acceder a un buen empleo. Esa fue la motivación que guió a Naum Jaievsky, un ingeniero hoy jubilado, a impulsar la creación de una escuela de oficios en la localidad de Ingeniero Allan, partido de Florencio Varela, cerca del lugar que él y su esposa Nelly habían elegido un tiempo antes -cuando la zona estaba bastante despoblada- para una casa de descanso.




Aquel proyecto se hizo realidad. Al amparo de la Asociación Civil Vecinos de la Avenida Monmartre, la Escuela de Artes y Oficios Doctor René Favaloro comenzó a funcionar en el año 2000 y desde entonces avanzó sin pausas en el cumplimiento de su misión: la de acercar al mundo de los conocimientos y del trabajo a personas que viven en una zona donde se sufren fuertes carencias, y que crecieron en un entorno que no favoreció su preparación para la actividad laboral.



El año pasado hubo 120 inscriptos en los cursos de gas, electricidad, cerrajería, inglés, cocina, peluquería, computación y refrigeración (para arreglo de aparatos de aire acondicionado y heladeras), entre otros. Además, en el lugar se dieron talleres de informática, como parte de un programa de capacitación del Ministerio de Trabajo.



Jaievsky, a sus 84 años y con un compromiso y una generosidad a prueba de todo, sigue asesorando en las tareas de la escuela y es el entusiasta impulsor de un nuevo proyecto: la construcción de un segundo edificio para que haya más aulas. La meta concreta es sumar espacios para agregar cursos de herrería, soldadura, y más adelante, también carpintería.



La construcción, ya iniciada, está ubicada al lado del edificio principal, que por etapas logró hacerse gracias al esfuerzo y a la constancia de los precursores y a ayudas económicas dadas por el Estado, entidades civiles y sindicales, y por particulares que colaboraron y siguen colaborando. Los terrenos fueron donados por sus antiguos dueños.



"Es una gran satisfacción cada vez que me encuentro con una persona que pasó por la escuela y me cuenta que ahora tiene un trabajo", relata sonriente Jaievsky, nacido en la ciudad entrerriana de Basavilbaso.



Transitar por las aulas de la escuela es descubrir cuánto esfuerzo y buena voluntad ponen instructores y alumnos para enseñar y para aprender, con la expectativa de mejorar las condiciones para una futura inserción laboral. "Nos gusta cómo se dan las clases y sabemos que con esto hay una salida laboral rápida", cuentan Alfredo, Carlos y Sergio, mientras aprenden a usar un equipo de soldadura en el curso de refrigeración.



Están recaudando dinero y materiales de construcción para poder avanzar con la obra de las nuevas aulas. Para colaborar, se puede escribir a ingenieronaum@fibertel.com.ar o a instructoreduardo@gmail.com. .

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