sábado, 20 de febrero de 2010

FLORENCIO VARELA, BERAZATEGUI Y EZEIZA FUERON LOS MÁS FAVORECIDOS DURANTE 2009

Crecen con más fuerza los depósitos públicos en los municipios leales al oficialismo
Los recursos del sector público mostraron durante el año pasado mayor expansión en las sucursales bancarias que están ubicadas en el segundo cordón del Conurbano, según las últimas cifras publicadas por el Banco Central. En las entidades de Florencio Varela, donde gobierna el ultrakirchnerista Julio Pereyra, el fondeo municipal estuvo cerca de triplicarse


Actúan como una radiografía del sistema financiero del Conurbano: muestran el premio que se paga por ser “fiel” cuando todo huele mal; y, al revés: el castigo que se destina a los que abandonan una causa. Los depósitos del sector público en los bancos locales tuvieron, durante todo el año pasado, un crecimiento visiblemente desigual en los diferentes distritos del Gran Buenos Aires. Y sugirieron –casualidad o no– una sospechosa correlación entre la suerte de las finanzas de los municipio y el alineamiento de los respectivos intendentes al proyecto del gobierno nacional.



En los últimos números actualizados por el Banco Central se refleja que, durante todo el 2009, los bancos que vieron crecer más fuertemente sus depósitos públicos fueron los de Florencio Varela, la tierra del ex duhaldista y neo kirchnerista Julio Pereyra. Ahí, el dinero pertenciente al sector público estuvo cerca de triplicarse este año, al pasar de los $ 30 millones a los $ 86 millones .



El dinero público depositado en las sucursales bancarias de cada distrito pertenece, en la gran mayoría de los casos, a las intendencias locales. Tiene, básicamente, tres grandes fuentes de crecimiento: la recaudación propia, que no suele ser demasiado holgada; la coparticipación provincial, que se distribuye en general de manera “homogénea” entre los diferentes distritos; y las transferencias por distintos programas del sector público nacional o provincial. Estas últimas son, en rigor, las que marcan las grandes diferencias entre las comunas.



“La evolución de estos depósitos públicos muestra la discrecionalidad en el envío de dinero del Gobierno. Porque en las obras de infraestructura grandes, sean de la Nación o de la Provincia, generalmente pasa que el ejecutor es el municipio. El sector público transfiere a la comuna el dinero para pagar, y esto es lo que amplía los depósitos públicos en las sucursales municipales”, explicaron en una consultora que sigue de cerca las finanzas comunales.



En Berazategui y Ezeiza, el acompañamiento de Juan José Mussi y Alejandro Granados también pareció tener sus beneficios: el fondeo estatal creció de $ 16 a 34 millones en el primer caso (+110%) y de $ 51 a 92 millones en el segundo (+80%). En esta parte del Conurbano se recuerda aún con facilidad la rápida y espontánea defensa que hizo Granados de las candidaturas testimoniales, cuando los cuestionamientos públicos se empezaban a multiplicar: “Tenemos que ir al frente y yo voy a encabezar la lista de concejales. Es una manera de testimoniar el apoyo incondicional a este modelo político y a nuestra Presidenta”, se había apurado a decir, entonces, el caudillo K. En San Miguel, donde el intendente Joaquín de la Torre también se resistió a abandonar el proyecto kirchnerista, los depósitos del sector público crecieron 84%, de $ 36 millones a $ 67 millones.



“Es evidente que siempre estas cosas están en juego, y que los distintos tipos de coparticipación que existen en la Argentina están sospechados de discrecionalidad y arbitrariedad. Pero no sabemos si, en este caso, eso existe o no”, opinó el director ejecutivo de Poder Ciudadano, Hernán Charosky. “Deberían existir mecanismos claros y transparente para saber cómo se distribuyen estos fondos. Los ciudadanos deberíamos poder controlarlo”, agregó.



La evolución del fondeo público parece más curiosa en el dominio de Ishi, donde la performance electoral (un triunfo por el 52% de los votos) no cumplió la altas expectativas del kirchnerismo. Los bancos municipales notaron el salto “pre electoral” cuando, entre marzo y junio, los depósitos se dispararon 260%. Pero sintieron el peso de la decepción en los dos trimestres siguientes, con caídas en torno al 40%.

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