lunes, 15 de febrero de 2010

Cuáles son los pasos deberían darse para que Adrianita sea declarada Santa por la iglesia

La publicación de la enorme devoción popular sobre Adrianita Taddey, la niña fallecida hace 41 años y a la cuál se le atribuyen favores milagrosos en Varela, despertó una gran interés entre los lectores de Infosur.
Una catarata de consultas generó la nota sobre la santita, cuyo sepulcro en el cementerio varelense se ha convertido en un santuario popular. Ante esta expresión inocultable de fervor, consultamos al Diácono de la Diócesis de Quilmes Héctor Salatino, sobre la postura de la Iglesia Católica sobre el tema y sobre los métodos que utiliza el Vaticano para la beatificación o canonización del culto popular.

Ante la existencia desde hace algunas décadas de un gran número de expresiones de culto populares, el diacono aclara que “no podemos colocar a todos en la misma bolsa. Adrianita no pude ser colocada en el mismo plano del Gauchito Gil, o cualquier devoción popular. Hay que ser respetuoso de lo que se llama devoción popular, porque la Iglesia hace una evaluación de los antecedentes de cada uno, para llegar a una beatificación”.

“Que yo sepa no hay trámite de beatificación sobre Adrianita. La Argentina tiene declarado como beato a Ceferino Namuncurá, y en trámite de beatificación a Brochero. Después no hay otro caso de beatificación” cuenta.

En relación a la formación de cultos y expresiones populares, el diácono cuenta que “la iglesia no se opone. Yo nunca recibí instrucción de estar en contra de alguna devoción popular, por el contrario las devociones populares se acompañan. No podemos estar en contra de lo que la gente siente. Lo que hacemos nosotros es acompañar los procesos y tratar de identificar qué hay de cierto en ese sentir de la gente”.

Desde la historia del Santo de la Edad Media en adelante, relata Salatino, “el proceso de certificación que hace la Iglesia es generalmente después de un proceso en que el pueblo de Dios senta las bases” sentencia que “es muy raro que aparezca un santo canonizado de un día para otro. La excepción es Madre Teresa de Calcuta”. Aunque aclara que “en la mayoría de los casos lo que ha ocurrido es un proceso de devoción popular. La gente comienza a decir que tal persona produjo un milagro, entonces ahí la Iglesia se pone a investigar. Lo que hay de cierto de lo que se manifiesta”.

En el caso de Adrianita Taddey, plantea el Diácono “ocurre que algún sacerdote o grupo toma el tema y empieza a hacer el seguimiento. Aporta datos, y ahí se inicia el proceso que pude ser favorable o no” dice.

Por otro lado, al plantear las devociones populares de nuestro país como el Gauchito Gil, Salatino cuenta que “este caso es distinto, porque se duda de si existió, cuales fueron sus virtudes. Ahí va a costar que prospere una beatificación”, pero “en el caso de Adrianita es diferente porque es mucho más reciente y se puede reconstruir la historia de lo que se cuenta”.

DEVOCIÓN POR LOS MUERTOS

Al consultarlo por la devoción de los argentinos remarca que “lo cristianos tenemos un culto muy ligado con nuestro muertos, y por eso cuando decimos: el Credo` creo en la resurrección de al carne, la comunión de los santos´. La comunión de los santos no empieza y termina con los que están vivos, sino que todos lo que han vivido también son parte de nuestra comunión” dice y aclara que “en nuestra devoción, está presente muy fuerte que un muerto interceda por vos. Confiar en la intercesión de un difunto, pedirle a quien vos querés y a su vez pedir por él, es parte de nuestra religión. Y la gente lo siente, lo vive así”.

En relación al proceso formal que lleva adelante la Iglesia para probar los milagros, manifiesta el diacono que “este proceso lo hacen cuando tiene que beatificar, o declarar beato a alguien. Tiene que tener la seguridad de que se trata de algo cierto, que tiene mérito para generar devoción en la gente, ya estas haciendo algo en general para la gente”.

CÓMO SE COMPRUEBA Cuando se habla de milagros comprobados, cuenta Salatino que “tienen que tener 3 milagros en vida o después de muerta la persona. Muchas veces la gente dice esto es un milagro, pero hay que comprobar si es verdad, si hay una intervención divina, y eso se plantea en el proceso”. Y aclara que “un milagro es una intervención divina que va en contra de lo que el orden natural plantearía, no necesariamente es una curación puede ser cualquier otra cosa. Y que además tenga inspiración divina”.

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