miércoles, 19 de agosto de 2009

LA ACEPTACIÓN Y COMPLICIDAD DEL SILENCIO


Hoy, miércoles 19 de agosto, se cumple el primer mes desde el salvaje atentado, casual o quizás premeditado, contra la Glorieta de la Memoria y el Recuerdo de los Trabajadores de Prensa de Florencio Varela. En dicha oportunidad, y bajo el título de “LAS BESTIAS URBANAS ATACARON DE NUEVO”, cumplimos en informar a toda la comunidad local, de argentina y el mundo el despojo y “robo” –que no es lo mismo que hurto- de las 42 placas recordatorias con los nombres de los trabajadores de prensa fallecidos.

Seguramente más de uno se preguntará el por qué de esta recordación. En rigor de verdad el tema tiene varias aristas a tener en cuenta. Considero, como la más importante, el silencio obligado, tendencioso o por falta de interés, puesto de manifiesto de parte de las autoridades comunales –incluyendo las secretarías que “dicen” mantener relaciones con las sociedades intermedias-; los funcionarios conocidos y no tan conocidos por la prensa y lo que más me sorprendió es la respuesta de algunos concejales ante el reclamo efectuado por un colega y socio del Ci. Pre. Va. “… sí ya sabemos, a lo mejor lo tratamos en la próxima sesión del cuerpo…”

Un funcionario nacional manifestó, en relación al tema fútbol: “… los tiempos del gobierno no son iguales a los tiempos del fútbol…” En rigor de verdad, podría tener algo de razón. Quizás, bajo esa forma de pensamiento y análisis de hechos que afectan y ofenden a la comunidad, los funcionarios de Florencio Varela necesiten tiempo para decidir “qué van o pueden decir sobre lo que pasó”.

Pero hay que tener en cuenta la existencia de cosas más importantes que repudiar un hecho de tales características. Además no fueron los únicos. Las entidades intermedias que se habían identificado como “amigas del Círculo de Prensa Varelense”, salvo muy pocas excepciones, tampoco dijeron absolutamente nada.

A estos ejemplos debemos sumarle un importante número de integrantes del Ci. Pre. Va. que siendo parte activa de la entidad, salvo muy pocos a los que debo sumarle trabajadores comunicacionales que no son socios, tampoco alzaron su voz de rechazo y repudio al atentado contra la memoria y el recuerdo de quienes abrieron el camino en la tarea de informar.

Esta información, seguramente, les servirá a los demás para considerar: “… si no les importó a ellos, por qué nos tiene que importar a nosotros…” Nos debería importar a todos porque ese sitio formaba parte de la historia de la Ciudad, perdón de este pueblo. Porque es importante que las presentes y futuras generaciones puedan enterarse que, desde el siglo XIX, el distrito tuvo hombres y mujeres que fueron cimentando las bases del derecho a estar informado.

La gran mayoría de los funcionarios están inmersos en un espiral ideológico donde se mezclan los valores y se niegan los pensamientos o posturas que no sean los de carácter unilateral, como ser la obediencia debida. De esta manera se entablan cruzadas contra la libertad de prensa y el resurgimiento de la “listas negras” conteniendo nombres de medios y periodistas considerados “no amigables para el gobierno”

Pero esta es otra historia que no me corresponde desarrollar, por el momento. Cada uno es dueño de sus propias acciones y la historia –grande o chica- será la encargada de ubicarlos en el lugar que les corresponde.

En este Primer Mes Aniversario del Salvaje Saqueo en contra de la Glorieta de los Trabajadores de Prensa, quiero pedir perdón a los familiares de quienes ya no están y que participaron en la imposición de las placas con los nombres de sus seres queridos.

Pueden estar seguros que, todos los días 19, con una pequeña editorial o un simple recordatorio no dejaré de señalar lo pasado.
Además, el próximo “7 de Junio”, día del Periodista, será colocada la correspondiente ofrenda floral en memoria de los que ya partieron.
Será un acto no institucional. Cada uno de aquellos que siempre acompañaron el recuerdo de la fecha, quedan invitados a participar.

Mientras quede sangre y voluntad no bajaré los brazos. De mi parte traté de hacer reconocer a los colegas. Las críticas vinieron de los cuatro puntos cardinales. Pero todavía hay compañeros que siguen empujando para que el espacio conseguido no se derrumbe.

Para quienes ni siquiera se manifestaron les recuerdo aquellos de: “… QUIEN CALLA OTORGA…” Por si alguien no logra captar el significado, “si no digo nada, es porque estoy de acuerdo”

¿No le parece? Oscar Fernando Baró

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